Un cuento en cien palabras




 Ella, la más anciana del barrio, tenía 98 años y el mismo día en que nació su padre había plantado un Paraíso en la cuadra. El barrio con los años había cambiado  bastante su apariencia. Ya  eran pocas las casas bajas con puertas de rejas, frentes con molduras y se iban imponiendo pretenciosos dúplex.  Ella se jactaba de que el  Paraíso y su casa eran de lo poco que quedaba de historia en el barrio. Pero, a unos vecinos empezó a molestar el añejo árbol:  que daba mucha oscuridad,  que ensuciaba y lo hicieron tirar. Esa mañana ella  no despertó.





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