Entradas

Imagen
  ¿Acaso esta tristeza la planearon ideas de otro mundo superior (no sensible)?  César González El pasado  30 de diciembre marchamos en defensa del arte y la cultura que cultivamos día a día,  que tanto nos identifica, y que hoy se encuentra amenazada. Cientos de personas  mancomunadas  en la lucha, caminando en  medio de la calle, en la vereda, y hasta por momentos, interrumpiendo el tránsito.   “Milei, basura, nos deja sin cultura” ,  era uno de los cánticos al tempo del paso de la marcha. Envalentonando carteles, por momentos en silencio, para luego arremeter y cantar alguna melodía   conocida versionada para la ocasión… De pronto,  en un  claro del gentío,   como si hubiera brotado en medio del cemento negro  erosionado de esa calle céntrica, apareció una  joven sola y semidesnuda.  Sola, semidesnuda y con moretones en la cara y en el cuerpo. Su canto no tenía ritmo, ni melodía. Era más bien, un lamento, un eco oscuro, un llanto sin lágrimas y cansado: “Dos meses me tuvo secuestrad
 Para no olvidarme "Un día monté a caballo,  Y en la selva me metí,  Y sentí que un gran silencio Crecía dentro de mí." Atahualpa Yupanqui Esquina, Corrientes. 2024
Imagen
  RECOMIENDO UN LIBRO: “El niño resentido, de César  Gonzáles   Andrè Gide ha dicho que toda travesía es un pregusto de la muerte, una anticipación del fin.  En su pre adolescencia cuando Cesar González parecía degustar del peligro, de los bordes, aún no había leído a Gide, cosa que sí hizo después. Todo el universo de lecturas y referencias filosóficas y   artísticas que hoy maneja sorprende, como así su nivel de reflexión.   Cesar hoy es poeta, escritor y cineasta. Y también filósofo.  Y un referente. Pero antes de caer preso, vaya si buscó degustar del peligro, de la adrenalina casi adictiva, de delinquir, de huir de la " cacería" , y por supuesto  de alguna manera de buscar  la muerte. Lo único que le daba sentido a todo. Su último libro "El niño resentido" cuenta su vida hasta ese momento en que cayó preso. Después, en la cárcel, de la mano de un libro vino su salvación y cuando descubrió que además podía escribir, su verdadera libertad.   "El niño
Imagen
Presente   " Hoy es sábado " escribe mi mamá en un trozo de papel y lo deja en la mesa, para mirarlo durante el día. Para no olvidarse. Para atrapar al tiempo que se le escapa de la mano de la memoria. Escribir puede ser un acto de salvación, de refugio o de resistencia a morir. Sonia V Novello Setiembre 2023
Imagen
  Hoy mi mamá me peinó. Hoy mi mamá me peinó. Me repite una y otra vez y hasta el cansancio - mi cansancio -  lo hermoso que es mi pelo. Que el volúmen, la cantidad, la caída, el nacimiento… Y asevera que es por ser nieta de turco, aunque claramente no me acompaña ningún rasgo de mi abuelo libanes,   pero la enorgullece  su ascendencia. Como así también  su pelo renegrido del que le gusta alardear, porque se olvida de que se lo tiño cada mes. Lo  niega  convencidisima y hasta el enojo,  si es que intento hacerle  recordar de que yo se lo teñí esa última vez.     "Sangre  turca. Tu abuelo"  ,  “Yo nunca ví un turco pelado”  repite esto hasta el cansancio - mi cansancio - en cada insistente y renovada conversación de cada tarde, mate mediante. Hoy mi mamá me peinó. Y lloré mientras lo hacía. Es que me estaba tocando el pelo y después intentó hacerme un rodete y terminó haciéndome una trenza y es que no recuerdo la última vez que me había peinado. ¿Tendría diez? ¿12 años?  Me pe
Imagen
Lo esencial es visible a los ojos lectores . Edición:  Moira Soto  " Observadora atenta de gente que lee o que espera en lugares públicos, Sonia Novello empieza a prendarse de  jóvenes lectores  inmersos en el libro que lleva abierto en sus manos, en el colectivo, en una sala de espera... Y los fotografía con cariño para luego narrar  entusiastamente esa experiencia". Moira Soto “Ya no era más una niña con un libro: era una mujer con su amante” Clarice Lispector,  Felicidad clandestina Desde que tengo memoria, me ha gustado observar a la gente en los medios de transporte, esa especie de no lugar o de lugar de transición. También mirar con atención a las personas que esperan, ya sea en una sala para ser atendidas, o en alguna larga fila, haciendo pacientemente cola…  Imaginar hacia dónde dirigen las miradas que parecen perdidas, las ansiosas, las que se encuentran con un punto de interés, las que denotan algún grado de alegría o de tristeza... Stanislavsky, en su clásico  Un
Imagen
 La cocina de mi mamá Podría ser una pintura, la ilustración de un cuento de Beatrix Potter, un túnel del tiempo, una caverna con ventana, un arbolito de navidad a la luz del día, o un templo. Pero es la cocina de mi mamá. Simple y compleja. Un museo de objetos empecinados, con historias de arraigo o caprichosas. Herencias y regalos. En un rincón de la mesa o en el estante, migrantes torres de fuentes, platos playos y soperos, en dudoso equilibrio , tan firmes en su lugar como un castillo de naipes. No hay sistema en el sistema. Los espacios nunca son para siempre. Ningún objeto podría adjudicarse un solo lugar. Abajo de la mesa, otro mundo de recuerdos soberanos:  Hay una canasta de mimbre barnizada que atesora algunas de las emblemáticas herramientas de mi papá: una tijera de podar, un serrucho, un martillo, un nivel de piedra, una espátula. Al lado de esa canasta, circunstancialmente y para siempre , quedaron un par de botas de goma caña alta de lluvia, pesadas y enormes
Imagen
  Dos fotos   “Recuerdos falsos para memorias verdaderas.” Juan José Saer         Yo te envidiaba tu peinado perfecto Betina. Tu cola alta que caía como lluvia y apenas iba y venía con tu pausado caminar.   Tus manos blancas, impecables como tu delantal, y tus aritos de perlas. Todo siempre en su lugar, las medias hasta la rodilla, y tus ojos grises grandes, calmos como una laguna al final del día. Nada perturbaba tu rostro de porcelana rosada, nada aceleraba tu andar, ni el timbre del recreo, ni tu apellido pronunciado en voz firme por la profesora de historia. Todo era así en vos. Se notaba la armonía de una familia perfecta detrás. Y yo que despeinada, con la pollera verde de lana más larga que el delantal, llegaba siempre tarde a clase. -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------   Luis estuvo un tiempo viviendo con nosotros. Yo era chica y le tenía mucho rechazo. No sé, sus labios gru