Visité Ushuaia.


Caminé a orillas del mar,  de lagos, y  por senderos en medio del bosque, subidas y bajadas. Escalé un glaciar, muchos metros de altura y descansé en esa superficie lunar. Bajé y  descubrí que contrariamente a lo que pasa muchas veces, bajar  puede costar más que subir. El dedo gordo del pie presionando la punta de la zapatilla, resistiendo temblorosa la pendiente,  me dejó como saldo la uña negra.  Caminé por la playa de piedras. Recogí basura de esa playa: tapitas de plástico, colillas de cigarrillos, nylon, sorbetes, cajitas  de jugo, que entorpecen el paisaje amenazando terminar en la tripas de alguna criatura marina.  


Caminé sola en  otro bosque un día muy nublado y frío  y me quedé en un claro, leyendo un rato largo, al lado de un dique hecho  por castores.


Atravesé el Canal de Beagle. Vi el faro del fin del mundo que no es tan del fin del mundo porque el verdadero está más en el fin todavía, ese al que hace referencia Julio Verne. Ví puñados de lobos marinos amontonados,  y pingüinos nadando veloces como peces.

Mi acompañante preferido  con su guía de aves  de la Patagonia señalando dónde está la belleza: Cauquenes, gaviotas, gaviotines, cisnes de cuello negro, comecebos, cormoranes, pingüinos magallánicos,  pinguinos de vincha ...Incondicional su guía de aves y sus hojas impresas de archivos excell, con las listas de aves que ha visto  en todos los viajes a lo largo de su vida. Preciosa obsesión como de meticuloso coleccionista que trabaja para no olvidar.

Vi un zorro colorado y muchos caballos.

No sé por qué pensé que el gusto del cordero patagónico iba a ser distinto. No me gusta el cordero y además estoy logrando cada vez, comer menos carne. La centolla no la repetiría tampoco. ¡Eso sí qué rica la pastelería! y qué amorosa y agradable la gente.

La luz del día,  perezosa para irse invitaba a ensanchar las pausas  para contemplar  y tomar mate a las orillas del mar o del lago, de toda  esa bahía rodeada por una corona de picos nevados. Todo esto  ahí no más,   en los bordes del fin del mundo.

Sonia Novello, enero 2022





























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