MI MAMA HOY CUMPLE 90 AÑOS



Mi mamá hoy cumple 90 años. Y brilla como el ginko dorado en pleno otoño en el fondo de su parque salpicado de distintos tonos de verde. Allí su mundo, su universo y su burbuja.  Sus creencias, sus recuerdos, el presente infnito.

Las plantas, el césped, los yuyos,  los árboles. Los perros al sol,  la polenta con  huevo que les prepara y  la chiquizuela día por medio.

La galería, el barrer las hojas cada día. El abono para las plantas.

Sus almuerzos a media mañana.  El arroz con leche y canela de cena a la tardecita. La cultura de la vida sana, el comer natural. El té con las hojas del ginko. El jugo de cebolla con claras de huevo y miel o el de zanahoria con aloe vera, naranja y jengibre, pero que no le falte el TANG cuando tiene sed.


Los pulloveres que le voy pasando, el pantalón floreado que le regalé y modificó a su manera, las crocs con abrigo  por dentro que le pasó mi hijo. Los repasadores viejos, pero irremplazables. La radio encendida en la mesita de luz de su cuarto. Todo el día. La televisión encendida en el comedor. Todo el día. "Es que me gusta que me hablen" - dice. "El zorro" y el amarillismo y la sangre de CRONICA  entre sus preferidos. La admiración por personajes que no voy a nombrar. 

La cantidad de almohadones sobre su cama. Los  que le tejió la tía Tarruca hace 40 años, los que le bordó la amiga de la vida, Coca, a quien extraña cada día. Las fotos, cantidad de fotos. Las de los nietos amados, en porta retratos, o forradas en nylon apoyadas sobre la pared en el estante, a veces sostenidas  a algo, con un broche de ropa. Dice que cuando los extraña les habla. A las fotos.

Sus sobrinos que adora, las charlas telefónicas.  La tijera de sastre que era de su papá. La pava de la tía Nélida. La palangana de su mamá.


Sus cejas arqueadas a lo techito a dos aguas como las mías,  su risa estallada hasta con lágrimas que le causan sus propios  furcios, su fidelidad al pelo renegrido, sus uñas pintadas de blanco nacarado, su andar ligero, erguido y alegre.

Sus manías. Sus teorías conspirativas. Su memoria frágil con lo más reciente. Sus enojos repentinos. Sus recuerdos tristes.  Los alegres. 

Sus refranes y las frases que repite siempre:  "A este le gusta el trabajo como  al perro la cebolla", "Dios castiga sin palo y sin rebenque", "Hay un Dios allá arriba que lo mira todo", "La vida hay que vivirla"...

Hoy cumple 90 años y brilla como el ginko dorado en otoño en medio de su parque salpicado de distintos tonos de verde. Bajo un cielo azul puro, a veces gris plomizo, o de anchas franjas rosadas y amarillas.


Sonia V. Novello

7/5/2021




 con sus hojas de ginko en mano para el té.











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