SIN AGUA



Me quedé sin agua en casa.

Pretexto hermoso para el mensaje. Engañoso. Y esperar el tuyo. Ya lo sé. No vas a solucionar nada más que satisfacer mi deseo de escuchar tu voz grave, algo afligida, con esas pausas ... Ay! esas pausas tan desconcertantes e inútiles vía WhatsApp... 

Los latidos de mi corazón sometidos al ritmo de tu respiración.  Tus palabras quebradas son como un crujido de animal en celo para mi,  en este momento.  
No me interesa el contenido si no la forma, los pliegues,  el aire que usas para cada sílaba. 
Oh qué importan las palabras!? 
Callate y sé solo sonido.
Me quemo por dentro, siento una implosión. 
Y mientras te escucho abro la boca como una babosa arrastrándose  en un desierto. 

Me hablas de por donde debería correr el agua, me preguntas y repreguntas lo mismo. Me aburre y dejo de oírte. 
Solo pienso en tu lengua moviéndose dentro de tu boca y me la imagino dentro de la mía. 
Escucho tu voz como si viniera desde lejos, no me interesa esa información que pretendes darme.
 
Callate sabelotodo. 

Me imagino tu cara, tus dientes,  y  tu lengua  que aparece y desaparece mojada, angulosa, gruesa y porosa, entre tus dientes y el brillo del interior de los labios.

Quiero empujar esa lengua con la mía, arrastrarla, y danzar con ella,  y confundirla con la mía y sentir que somos uno envueltos en la baba resbalosa.
Todo eso.  
Y vos me hablas de los caños y los recorridos del agua, y me volves a preguntas si me fijé en la llave de paso y me importa un carajo.
Callate.
No tengo agua en  casa.
Me sobran fluidos.



El dibujo es de Horacio Petre

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